Aunque Cannes es un festival
consagrado al cine de autor, hace ya varios años – por lo menos una década,
según críticos y directores – que se volvió un evento de celebridades y
alfombra roja donde se estrenan películas comerciales fuera de la competencia
oficial. No por nada el evento acredita a 4,500 periodistas y convoca a 30,000
representantes de la industria cinematográfica.
Esto ha generado toda una
industria ajena al cine que alimenta a los millonarios invitados: desde yates
de millones de dólares, hoteles cinco estrellas y bares de moda son moneda
corriente en la costa francesa.
Y este año no ha sido la
excepción. La película escogida para abrir la 67 edición ha sido “Gracia de
Monaco”, el biopic sobre la actriz Grace Kelly, quien se convirtió en una
princesa de cuento de hadas tras casarse con el Príncipe Rainiero de Mónaco.
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